Consecuencias de la revolución industrial y de la industrialización.
Sociales:
En el siglo XVIII se produjo un gran cambio demográfico: un enorme crecimiento de la población causado por la disminución de las guerras en Europa, el descenso de la mortalidad, el aumento de la natalidad, la mejora de alimentación, higiene y medicina.
La Revolución Industrial y las revoluciones políticas tienen importantes consecuencias en la sociedad. La diferencia más importante entre la nueva sociedad y el Antiguo Régimen está en la igualdad de todos los hombres ante la ley y, por tanto, en la desaparición de los estamentos. Pero la igualdad era sólo igualdad ante la ley; seguía habiendo desigualdades de fortuna y de cultura y los hombres y mujeres no tenían realmente igualdad de oportunidades. La nueva sociedad se estructuró como una sociedad de clases: ricos y pobres. Entre los ricos seguía estando la nobleza, que en general mantenía la posesión de sus tierras, aunque había perdido importancia social y política. La clase dirigente de la nueva sociedad era la gran burguesía, o la burguesía de los negocios, propietarios de fábricas, transportes y bancos. Los trabajadores constituían la mayor parte de la población, como había sucedido siempre. La novedad fue, sin embargo, la aparición del proletariado, constituido por los emigrantes rurales convertidos en obreros de las fábricas, las minas o la construcción, y cuyo único sustento proviene de su fuerza de trabajo, alquilada a cambio de un salario. La única seguridad para su futuro es su prole, es decir, el número de hijos, muchos de los cuales trabajaban desde cortas edades. Ante la precaria situación laboral, un accidente, un despido, el cierre de la fábrica o la vejez, podían significar la ruina de las familias. Precisamente en algunas de estas ciudades el crecimiento rápido, desordenado y sin criterios surgirán enormes suburbios superpoblados, sucios y conflictivos donde las epidemias de tifus o cólera se convierten en algo habitual. Estos suburbios surgían muchas veces en torno a una fábrica: estaban formados por los barracones donde vivían los operarios de esa fábrica. En estas fábricas poco sanas y peligrosas era habitual que sus obreros pasasen de doce a catorce horas diarias, trabajando incluso sábados en jornada completa, y domingos hasta mediodía. La concentración de obreros en las fábricas es la que hace posible que estos trabajadores tomen conciencia de su situación y vean que mediante acciones colectivas podrían tratar de mejorar sus condiciones de vida. El sistema de fábricas se encuentra por tanto en el origen del movimiento obrero.
Económicas: El mercantilismo tuvo gran éxito al estimular el crecimiento de la industria, pero también provocó fuertes reacciones en contra de sus postulados. La utilización de las colonias como proveedoras de recursos y su exclusión de los circuitos comerciales dieron lugar, entre otras razones, a acontecimientos como la guerra de la Independencia estadounidense, porque los colonos pretendían obtener con libertad su propio bienestar económico. Al mismo tiempo, las industrias europea que se habían desarrollado con el sistema mercantilista crecieron lo suficiente como para poder funcionar sin la protección del Estado. Poco a poco se fue desarrollando la doctrina del librecambio. Los economistas afirmaban que la reglamentación gubernamental sólo se podía justificar si estaba encaminada a asegurar el libre mercado, ya que la riqueza nacional era la suma de todas las riquezas individuales y el bienestar de todos se podía alcanzar con más facilidad si los individuos podían buscar su propio beneficio sin limitaciones. Este nuevo planteamiento se reflejaba sobre todo en el libro "a riqueza de las naciones"(1776) del economista escocés Adam Smith.
Sus ideas fueron divulgadas por sus discípulos y seguidores. Entre estos se destaca David Ricardo (1792-1823), quien en 1817 formuló sus "Principios de economía política". En este estudio, su aportación más original sería la teoría del salario, según la cual los salarios debían permanecer bajos, ya que están regulados por las reyes naturales del mercado. Un aumento de los salarios por encima del nivel de subsistencia desencadenaría una mejora del nivel de vida y, consecuentemente, un aumento de la población trabajadora. Esto provocaría una mayor competencia entre la mano de obra, de lo que generaría una baja salarial, ya que en un sistema económico liberal, la abundancia siempre supone un descenso, bien de precios, bien de salarios.
1 comentario:
Consecuencias de la revolución industrial y de la industrialización.
Sociales:
En el siglo XVIII se produjo un gran cambio demográfico: un enorme crecimiento de la población causado por la disminución de las guerras en Europa, el descenso de la mortalidad, el aumento de la natalidad, la mejora de alimentación, higiene y medicina.
La Revolución Industrial y las revoluciones políticas tienen importantes consecuencias en la sociedad. La diferencia más importante entre la nueva sociedad y el Antiguo Régimen está en la igualdad de todos los hombres ante la ley y, por tanto, en la desaparición de los estamentos. Pero la igualdad era sólo igualdad ante la ley; seguía habiendo desigualdades de fortuna y de cultura y los hombres y mujeres no tenían realmente igualdad de oportunidades. La nueva sociedad se estructuró como una sociedad de clases: ricos y pobres.
Entre los ricos seguía estando la nobleza, que en general mantenía la posesión de sus tierras, aunque había perdido importancia social y política.
La clase dirigente de la nueva sociedad era la gran burguesía, o la burguesía de los negocios, propietarios de fábricas, transportes y bancos.
Los trabajadores constituían la mayor parte de la población, como había sucedido siempre. La novedad fue, sin embargo, la aparición del proletariado, constituido por los emigrantes rurales convertidos en obreros de las fábricas, las minas o la construcción, y cuyo único sustento proviene de su fuerza de trabajo, alquilada a cambio de un salario. La única seguridad para su futuro es su prole, es decir, el número de hijos, muchos de los cuales trabajaban desde cortas edades. Ante la precaria situación laboral, un accidente, un despido, el cierre de la fábrica o la vejez, podían significar la ruina de las familias.
Precisamente en algunas de estas ciudades el crecimiento rápido, desordenado y sin criterios surgirán enormes suburbios superpoblados, sucios y conflictivos donde las epidemias de tifus o cólera se convierten en algo habitual. Estos suburbios surgían muchas veces en torno a una fábrica: estaban formados por los barracones donde vivían los operarios de esa fábrica. En estas fábricas poco sanas y peligrosas era habitual que sus obreros pasasen de doce a catorce horas diarias, trabajando incluso sábados en jornada completa, y domingos hasta mediodía. La concentración de obreros en las fábricas es la que hace posible que estos trabajadores tomen conciencia de su situación y vean que mediante acciones colectivas podrían tratar de mejorar sus condiciones de vida. El sistema de fábricas se encuentra por tanto en el origen del movimiento obrero.
Económicas:
El mercantilismo tuvo gran éxito al estimular el crecimiento de la industria, pero también provocó fuertes reacciones en contra de sus postulados. La utilización de las colonias como proveedoras de recursos y su exclusión de los circuitos comerciales dieron lugar, entre otras razones, a acontecimientos como la guerra de la Independencia estadounidense, porque los colonos pretendían obtener con libertad su propio bienestar económico. Al mismo tiempo, las industrias europea que se habían desarrollado con el sistema mercantilista crecieron lo suficiente como para poder funcionar sin la protección del Estado. Poco a poco se fue desarrollando la doctrina del librecambio. Los economistas afirmaban que la reglamentación gubernamental sólo se podía justificar si estaba encaminada a asegurar el libre mercado, ya que la riqueza nacional era la suma de todas las riquezas individuales y el bienestar de todos se podía alcanzar con más facilidad si los individuos podían buscar su propio beneficio sin limitaciones. Este nuevo planteamiento se reflejaba sobre todo en el libro "a riqueza de las naciones"(1776) del economista escocés Adam Smith.
Sus ideas fueron divulgadas por sus discípulos y seguidores. Entre estos se destaca David Ricardo (1792-1823), quien en 1817 formuló sus "Principios de economía política". En este estudio, su aportación más original sería la teoría del salario, según la cual los salarios debían permanecer bajos, ya que están regulados por las reyes naturales del mercado. Un aumento de los salarios por encima del nivel de subsistencia desencadenaría una mejora del nivel de vida y, consecuentemente, un aumento de la población trabajadora. Esto provocaría una mayor competencia entre la mano de obra, de lo que generaría una baja salarial, ya que en un sistema económico liberal, la abundancia siempre supone un descenso, bien de precios, bien de salarios.
Publicar un comentario